jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Qué es mas rico, fumar o vivir?

Son las 19:00 horas, y hoy, después de mucho tiempo, me ha provocado, uno o quizá dos. Hamilton tiene que ser, de las demás marcas sé poco o nada. “Lucky strike” para los aspirantes frustrados a ascender de clase social, “Premier” que es la estrella de los bares y cantinas de los bajos fondos, “Inca” sin filtro, preferida por los trabajadores del campo, Pull-mall, cuyo mérito mayor es haber sido la marca favorita del Genial escritor Peruano Julio Ramón Ribeyro, los de canela para las putas, los mentolados para maricones, total, en la viña del señor hay veneno para todos.


Hace seis meses probé mi último cigarro, en realidad no soy una fumadora esporádica. Fumaba de vez en cuando, quizá como reza un viejo poema: “fumando para tener algo en la boca que no sea ofensa”, pero adicta jamás.
Para muchos, uno de vez en cuando es inocuo, para otros es un día menos de vida, para el dueño de la tienda puede ser un pan mas, para los adictos es insignificante, para las prostitutas un signo de su gusto, para los adolescentes un paso para decirse hombres y para mi, para mi quizá solo haya sido un acto de ocio.


Creo que la ciudad es el lugar perfecto para fumar, es decir, fumar por ejemplo en el campo no creo que tenga mucho de romántico e incluso creo que cada circunstancia cambiará el contexto del mismo acto, fumar tiene un alto precio por eso hemos de procurar al menos un ritual decente acorde a la trascendencia de los hechos. Fumar debería ser incluso llevado a cabo con cierto arte, con cierta maestría, procurando la mejor de las compañías, el mejor de los lugares, podría por ejemplo recorrerse cigarro en mano cualquier rinconcito de esta ciudad oyendo a buen volumen. Hay que buscar el mejor marco para morir con estilo o al menos para no morir estúpidamente, en silencio.


Más de cuatrocientas toxinas integran este pequeño genocida, que con sus tristes gramos de peso y su apariencia tan frágil demuestra que los poderes más hondos pueden ocupar espacios muy pequeños.
En el mundo entero, mueren diariamente miles de personas abatidas por los canceres más terribles generados por el fumar incesante, las leyes lo van cercando pero el deseo lo libera, la medicina describe sus monstruosos efectos en el ser, pero todos viven solo el hoy y nadie quiere saber qué ocurrirá mañana, al fin y al cabo los placeres de lo no permitido parecen ser más intensos y deseables.
Basta apretar los dedos ligeramente para destrozarlo y dejarlo inservible, ha de ser el enemigo más pequeño y endeble del universo, sin embargo gana casi toda las batallas, o todas.
Más de cuatrocientas toxinas lo hacen tan poderoso como amado y por eso hoy, sobre todo hoy dudo profundamente sobre el dejarme llevar, no quiero tirar del gatillo.


Quiero caminar bajo la lluvia, de la mano de alguien, pero en silencio, que nadie hable, sin rumbo fijo, por calles eternas, que el tiempo se detenga, que la ciudad entre en mis ojos con sus miserias, sus aberraciones, sus paredes pintadas, sus luces con chicos guapos que van en sentido contrario y que me obligan a voltear, con el ruido de los carros salpicando los charcos y por supuesto con un cigarro en la mano…pero hoy, no ha llovido, ni lloverá, yo no tengo con quien andar de la mano, las calles no pueden ser eternas, el tiempo sigue su paso inexorable. Definitivamente, si pienso sucumbir ante este vicio mortal, cuando menos deben existir las condiciones apropiadas para hacerlo, definitivamente, hoy no fumaré, mañana, tal vez…Qué decides tú?....

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